TÍTULO ORIGINAL
アルプスの少女ハイジ (Arupusu no Shōjo Haiji)
DIRECCIÓN
Isao Takahata
CREADORES
Hisao Okawa, Mamoru Sasaki, Yoshiaki Yoshida
Basado en la novela de Johanna Spyri
PRODUCCIÓN
Nippon Animation
REPARTO (VOCES)
Kazuko Sugiyama (Heidi), Kohei Miyauchi (Abuelo de Heidi), Noriko Ohara (Pedro), Rihoko Yoshida (Clara Sessemann), Miyoko Asō (Señorita Rottenmeier), Taimei Suzuki (Señor Sessemann), Natsuko Kawaji (Abuela de Clara), Taeko Nakanishi (Tía Dete), Akiko Tsuboi (Brígida), Miyako Shima (Abuela de Pedro), Kaneta Kimotsuki (Sebastian), Noriko Tsukase (Tinette), Toshiko Sawada (Narradora)
FECHA DE ESTRENO Y FINAL
Del 6 de Enero de 1974 al 29 de Diciembre de 1974
CANAL DE EMISIÓN
Fuji TV
COMPOSITOR DEL TEMA MUSICAL
Takeo Watanabe
NÚMERO DE EPISODIOS
52 episodios de alrededor de veintidós minutos cada uno
CURIOSIDADES
Se trata de una serie anime japonesa basada en el libro de la escritora suiza Johanna Spyri, y esta considerada por la mayoría de la crítica como la mejor adaptación del libro. La serie pertenece al genero Kodomo, que indica que esta dirigida al público infantil. Fue producida por la japonesa Zuiyo Eizo, que más adelante se convertiría en Nippon Animation, y consta de un total de cincuenta y dos episodios que se emitieron durante todo el año de 1974, desde enero a diciembre.
Fue la primera serie de animación japonesa en llegar a España, en el año 1975, siendo emitida por el primer canal de Televisión Española, y logró alcanzar un éxito sin precedentes, atrayendo no solo al público infantil, sino también al adulto. Heidi tuvo varias adaptaciones al cine de las cuales la más popular ha sido la protagonizada por Shirley Temple en 1937. En lo relativo a los cómics en España sobre el personaje, se continuaron publicando números que continuaban la historia de manera “no oficial”, asó como revelaban aspectos del pasado tanto del Viejo de los Alpes, como de la Señorita Rottenmeier.
El éxito de la serie fue tal que se derivó en un merchandising sin precedentes, como los álbumes de cromos de los yogures Clesa, y Ediciones Fher, muñecos de plástico, cómics, casetes que narraban la historia con la voz de los actores de doblaje, o una baraja de cartas. La música también se convirtió en un gran éxito infantil, en particular la canción “Abuelito, Dime Tú”, interpretada por Cristina Camargo, aunque en España fue las actrices Sélica Torcal y Marisa Marco fueron quienes doblaron al personaje. Se lanzo un casete en su momento con la canción principal junto a otras tituladas “Copo de Nueve y Yo”, “En la Tarde”, “Canción de Cuna”, “Pedro y Yo”, y la también popular “Oye” que era interpretada en los créditos finales. En Japón la serie arrasó, y adía de hoy sigue generando merchandising de todo tipo. Existe en Suiza un área denominada “Heidiland” que se ha convertido en popular entre el turismo japonés en especial. La comuna suiza Mainfeld es el centro de “Heidiland”; uno de los pueblos, antiguamente llamado Oberrofels, fue renombrado como “Heidiforf”.
En la secuencia musical de presentación de la serie, Heidi aparece bailando con su amigo Pedro. Al fondo se ve a un grupo de aldeanos que portan una bandera amarrilla con el dibujo de una cabra negra. Dicha bandera pertenece al cantón de Schaffhausen, localizado al norte de Suiza en la frontera con Alemania. Esto parece ser un error por parte del anime, ya que según el libro, la historia tiene lugar en el Cantón de los Grisones, frontera con Austria y Liechtenstein, cuya bandera incluye una cabra, aunque con un diseño completamente diferente.
A día de hoy, se describe la imposibilidad de un niño para adaptarse a la vida urbana, procediendo de una vida rural, como “Síndrome de Heidi”. Este también describe los problemas mentales derivados de una vida claustrofóbica en los niños, que carecen de actividades al aire libre, ya sea en parques o lugares similares.
NOTA PERSONAL
Todo un drama de mi niñez, eso sí, con un feliz final, que arrasó como una de las primeras series dibujos animados de la infancia de mi generación. No nos podíamos imaginar que llegarían otros dramas mucho más intensos como “Marco”, o como “El Perro de Flandes”, siendo esta última mucho más dramática por su ya clásico final que nos edulcoraron. Y es que los dibujos animados de mi infancia eran mucho más serios, dentro de su estilo infantil, que las bazofias que tragan los niños de hoy, que son excesivamente ñoñas.
Heidi aportaba una serie de valores que no han desaparecido a día de hoy, y hacen que la serie siga funcionando cuando se muestra a las nuevas generaciones. Se refleja la importancia de la naturaleza en la niñez, y el como las grandes urbes tienen la capacidad de corromper una niñez necesaria. Heidi muestra una personalidad que agradece las cosas más simples que muchos niños dan por sentados. El personaje del abuelo muestra el puente entre esa niñez y una sociedad basada en cotilleos, egoísmo e ignorancia de lo que es verdaderamente absurdo. Aunque el personaje consigue desarrollarse para encontrar un punto medio, al percatarse de que su nieta tendrá que ser adulta algún día, llegando a permitirle que vaya a la escuela, o comenzando a relacionarse con la gente del pueblo. Por supuesto, tenemos a Clara, cuyo sometimiento a la urbe la ha dejado impedida, y demuestra esa necesidad del contacto con la naturaleza que la reconstituye. Pedro simboliza el valor de la amistad, mientras la ya clásica Señorita Rottenmeier lo excesivamente peligroso de una rigidez absoluta.
Todos estos valores hacen de esta serie un clásico ya convertido en inmortal, en la historia de la televisión infantil.
HISTORIA (Resumen breve, debido a la extensión de la serie)
Adelaida, más conocida como Heidi, es una niña de cinco años cuyos padres fallecieron cuatro años atrás. Desde entonces ha sido criada por su tía Dete, que también ha contado con ayuda procedente de distintas casas. Finalmente, Dete obtiene un trabajo en la ciudad de Frankfurt, lo que le imposibilita seguir cuidando a la niña. Dete decide llevar a Heidi a vivir con su abuelo en los Alpes Suizos, considerando que ha llegado la hora de que el anciano asuma responsabilidad por la niña. El abuelo es conocido popularmente como el viejo de los Alpes, y mantiene la reputación de ser una persona huraña y antisociable con los habitantes del pueblo de Dörfli. Los rumores dicen que en su juventud mató un hombre, y que desde entonces vive una vida solitaria en la montaña, acompañado de su perro Niebla.
Heidi y Dete llegan a Dörfli, donde los habitantes del pueblo quedan espantados ante la idea de que la niña vaya a vivir con el viejo de los Alpes. Sin embargo, Heidi queda rápidamente fascinada por el lugar, los paisajes y la montaña. De camino a la montaña conoce a un muchacho llamado Pedro, el cabrero local. Dete entrega a Heidi al Abuelo, que reacciona ante la mujer con gritos e improperios echándole y exigiéndole que no vuelva más. A pesar de esto, la naturaleza vivaracha de Heidi, pronto consigue ganarse el corazón del Abuelo, que queda impresionado ante la facilidad de la niña para adaptarse a la vida en la montaña, y lo agradecida que esta ante cosas tan simples como una cama de heno, o un taburete nuevo.
Heidi y Pedro no tardan en hacerse buenos amigos, y ambos comienzan a pasar los días en la cumbre de las montañas cuidando a las cabras del pueblo. Allí, Heidi queda cautivada con sus paisajes y curiosidades como el gavilán, las dormilonas o el Señor de las Cumbres. Heidi comienza a mostrar un gran amor hacia la naturaleza, cuidando también de un pájaro herido al que llama Pichí. Heidi ayuda a que el pájaro se recupere, y aprende sus costumbres viéndose forzada a aceptar su marcha con la inminente llegada del invierno. Antes de su llegada, Heidi aprende a trabajar como cabrera, hacer queso, los peligros de la naturaleza como las tormentas, la niebla y los temporales ventosos; y el Abuelo desarrolla un mayor cariño hacia la niña.
Ante la llegada del invierno, las excursiones a la cumbre de la montaña dejan de tener lugar, y las visitas de Pedro son menos frecuentes. Heidi conoce a la madre y la abuela ciega de Pedro, a las que decide visitar a menudo conmovida por la ceguera de la anciana. Heidi convence a su abuelo para que repare la casa destartalada de la familia de Pedro, y esta se percata de como la influencia de Heidi a comenzado a cambiar al viejo, a pesar de que este todavía mantiene una actitud arisca hacia cualquiera que no sea Heidi o el propio Pedro.
Con la llegada de la primavera, Heidi y Pedro vuelven a las cumbres de las montañas con las cabras, y logran salvar a la cabra Copito de Nieve de ser sacrificado por su dueño. De nuevo llega el invierno, y tras este, el cura del pueblo intenta obligar al abuelo para que comience a enviar a Heidi a la escuela, pero el viejo se niega en redondo. Heidi ya tiene ocho años, y no sabe leer o escribir. Justo entonces regresa la tía Dete, tres años después de que dejara a Heidi con su abuelo. Dete le comunica al abuelo que ha encontrado una casa en la que Heidi puede ejercer de compañía de una niña de doce años, que no es capaz de andar, llamada Clara. Esta es hija del Señor Sessemann, uno de los hombres más ricos de Frankfurt. Dete amenaza al viejo de los Alpes con llevar el caso a los tribunales, amenazando con revelar aspectos de “su oscuro pasado”. Engañando a Heidi, se la lleva a Frankfurt ante la desolación de todos sus amigos.
Dete deja a Heidi en la mansión de los Sessemann, donde la niña conoce a la severa ama de llaves, la Señorita Rottenmeier. Esta desarrolla un inmediato desagrado ante la vivaracha personalidad de Heidi. Sin embargo, Heidi se hace pronto muy buena amiga de Clara. Heidi también hace un amigo del mayordomo Sebastian, aunque la doncella Tinette también muestra su desagrado hacia la niña. Heidi desespera constantemente a la Señorita Rottenmeier con sus travesuras como recoger ratones del desván, o llenar la casa de gatos. Por su parte, Heidi se siente desolada al echar de menos su vida en la montaña, incapaz de adaptarse a la vida en la ciudad. Ni siquiera es capaz de atisbar las montañas desde el campanario más alto de la ciudad.
Incapaz de adaptarse, Heidi intenta escapar a las montañas, pero es localizada por la Señorita Rottenmeier, que la lleva de regreso a la mansión. El padre de Clara, el Señor de Sessemann, visita a su hija. La Señorita Rottenmeier intenta convencerle para que se deshaga de Heidi, pero el Señor Sessemann pronto se percata de la bondad de la niña, y del bien que su compañía le hace a Clara, con lo que decide que la niña se quedará. A la semana de la partida del Señor Sessemann, llega a la mansión la abuela de Clara. La abuela resulta ser una anciana jovial, aficionada a los juegos, y que en poco tiempo devuelve la felicidad a la casa, tomándole un gran cariño a Heidi, y dándose cuenta del bien que la niña le esta haciendo a Clara. La abuela celebra varias actividades con las niñas, como llevarlas de excursión al bosque. Sin embargo, pasado un tiempo, la abuela Sessemann debe regresar a sus obligaciones en su casa, lo cual deja devastada a Heidi, que observa como las cosas vuelven a la normalidad anterior en la casa.
Cuando Rottenmeier se percata de la tristeza que le provoca a Clara la posibilidad de que Heidi escape a las montañas, se lo hace saber a Heidi, prohibiéndole que vuelva a hablar o mencionar su vida en las montañas a Clara. Esto sume a Heidi en una profunda depresión, notablemente mayor a la inicial. Es entonces, cuando el servicio de la Mansión Sessemann comienza a atisbar lo que creen es un fantasma. El Señor Sessemann regresa ante la crisis y, junto al doctor de la familia, descubre que el fantasma no es otro que Heidi, que debido a su depresión se ha convertido en sonámbula mientras sueña con las montañas. El Doctor recomienda que la niña regresé a las Montañas, antes de que enferme de verdad, el Señor Sesseman accede, prometiéndole a Clara que podrá ir a visitar a la niña la próxima primavera.
Sebastian lleva a Heidi de regreso a los Alpes, donde Heidi se rencuentra con la abuela de pedro, y Brígida. Tras esto llega a la cabaña de su abuelo, donde ambos tienen un emotivo rencuentro. Heidi también se reúne con su amigo Pedro, y ambos regresan a las praderas de las cumbres con las cabras, mientras el Viejo de los Alpes se vuelve más afable con los habitantes del pueblo. El Abuelo cambia de opinión, y decide que Heidi acuda a la escuela. Para ello, se traslada a una casa abandonada, que restaura, en el pueblo durante todo el invierno, y también inicia a Pedro en el oficio de la carpintería. Pedro demuestra talento, llegando a construir su propio trineo, con el que gana un torneo local.
Tras el final del invierno, el Señor Sessemann envía al médico de Clara a las montañas para que decida si la niña inválida puede acudir. El doctor accede pensando que la estancia en las montañas le puede hacer mucho bien a Clara. Clara acude, aunque lamentablemente en compañía de la Señorita Rottenmeier, que no logra adaptarse a la naturaleza que detesta. Mientras la Señorita Rottenmeier permanece en la casa de invierno, Clara se instala en la cabaña junto al Abuelo y Heidi. Clara también conoce a Pedro, y pronto se queda encantada con la vida en las montañas. Inicialmente, Pedro se siente celoso de Clara, debido a que Heidi escoge pasar la mayor parte del tiempo con ello. Sin embargo, termina cogiendo a la niña, llegando a llevarla a cuestas hasta las praderas para que les acompañe, y construyendo una “silla-mochila” para cargar con ella. Esto ayuda a Clara a percatarse de lo pendientes que han de estar todos de ella, y los sacrificios que realizan para ayudarla.
Eventualmente, la abuela de Clara llega a las montañas, y la Señorita Rottenmeier es enviada de regreso a Frankfurt. Durante la estancia de la abuela, Clara se pone de pie cuando una vaca se dirige hacia ella, y la abuela comienza a sospechar que puede volver a camina. El abuelo opina lo mismo, y la abuela parte para que este, junto a Heidi y Pedro le ayuden. Durante los siguientes días Clara conoce y lee para la abuela de Pedro, para la cual lee, sintiéndose útil por primera vez. Eventualmente, Clara es capaz de ponerse de pie y caminar un poco. Cuando su padre y abuela llegan para buscarla, les sorprende caminando hacia ellos. Clara parte de las Montañas, prometiendo volver para visitar a Heidi y Pedro el verano siguiente.
ESCENA
Aquí dejo el que sin duda es para mí el momento más emotivo de la serie, el capítulo en que Clara comienza a andar.
アルプスの少女ハイジ (Arupusu no Shōjo Haiji)
DIRECCIÓN
Isao Takahata
CREADORES
Hisao Okawa, Mamoru Sasaki, Yoshiaki Yoshida
Basado en la novela de Johanna Spyri
PRODUCCIÓN
Nippon Animation
REPARTO (VOCES)
Kazuko Sugiyama (Heidi), Kohei Miyauchi (Abuelo de Heidi), Noriko Ohara (Pedro), Rihoko Yoshida (Clara Sessemann), Miyoko Asō (Señorita Rottenmeier), Taimei Suzuki (Señor Sessemann), Natsuko Kawaji (Abuela de Clara), Taeko Nakanishi (Tía Dete), Akiko Tsuboi (Brígida), Miyako Shima (Abuela de Pedro), Kaneta Kimotsuki (Sebastian), Noriko Tsukase (Tinette), Toshiko Sawada (Narradora)
FECHA DE ESTRENO Y FINAL
Del 6 de Enero de 1974 al 29 de Diciembre de 1974
CANAL DE EMISIÓN
Fuji TV
COMPOSITOR DEL TEMA MUSICAL
Takeo Watanabe
NÚMERO DE EPISODIOS
52 episodios de alrededor de veintidós minutos cada uno
CURIOSIDADES
Se trata de una serie anime japonesa basada en el libro de la escritora suiza Johanna Spyri, y esta considerada por la mayoría de la crítica como la mejor adaptación del libro. La serie pertenece al genero Kodomo, que indica que esta dirigida al público infantil. Fue producida por la japonesa Zuiyo Eizo, que más adelante se convertiría en Nippon Animation, y consta de un total de cincuenta y dos episodios que se emitieron durante todo el año de 1974, desde enero a diciembre.
Fue la primera serie de animación japonesa en llegar a España, en el año 1975, siendo emitida por el primer canal de Televisión Española, y logró alcanzar un éxito sin precedentes, atrayendo no solo al público infantil, sino también al adulto. Heidi tuvo varias adaptaciones al cine de las cuales la más popular ha sido la protagonizada por Shirley Temple en 1937. En lo relativo a los cómics en España sobre el personaje, se continuaron publicando números que continuaban la historia de manera “no oficial”, asó como revelaban aspectos del pasado tanto del Viejo de los Alpes, como de la Señorita Rottenmeier.
El éxito de la serie fue tal que se derivó en un merchandising sin precedentes, como los álbumes de cromos de los yogures Clesa, y Ediciones Fher, muñecos de plástico, cómics, casetes que narraban la historia con la voz de los actores de doblaje, o una baraja de cartas. La música también se convirtió en un gran éxito infantil, en particular la canción “Abuelito, Dime Tú”, interpretada por Cristina Camargo, aunque en España fue las actrices Sélica Torcal y Marisa Marco fueron quienes doblaron al personaje. Se lanzo un casete en su momento con la canción principal junto a otras tituladas “Copo de Nueve y Yo”, “En la Tarde”, “Canción de Cuna”, “Pedro y Yo”, y la también popular “Oye” que era interpretada en los créditos finales. En Japón la serie arrasó, y adía de hoy sigue generando merchandising de todo tipo. Existe en Suiza un área denominada “Heidiland” que se ha convertido en popular entre el turismo japonés en especial. La comuna suiza Mainfeld es el centro de “Heidiland”; uno de los pueblos, antiguamente llamado Oberrofels, fue renombrado como “Heidiforf”.
En la secuencia musical de presentación de la serie, Heidi aparece bailando con su amigo Pedro. Al fondo se ve a un grupo de aldeanos que portan una bandera amarrilla con el dibujo de una cabra negra. Dicha bandera pertenece al cantón de Schaffhausen, localizado al norte de Suiza en la frontera con Alemania. Esto parece ser un error por parte del anime, ya que según el libro, la historia tiene lugar en el Cantón de los Grisones, frontera con Austria y Liechtenstein, cuya bandera incluye una cabra, aunque con un diseño completamente diferente.
A día de hoy, se describe la imposibilidad de un niño para adaptarse a la vida urbana, procediendo de una vida rural, como “Síndrome de Heidi”. Este también describe los problemas mentales derivados de una vida claustrofóbica en los niños, que carecen de actividades al aire libre, ya sea en parques o lugares similares.
NOTA PERSONAL
Todo un drama de mi niñez, eso sí, con un feliz final, que arrasó como una de las primeras series dibujos animados de la infancia de mi generación. No nos podíamos imaginar que llegarían otros dramas mucho más intensos como “Marco”, o como “El Perro de Flandes”, siendo esta última mucho más dramática por su ya clásico final que nos edulcoraron. Y es que los dibujos animados de mi infancia eran mucho más serios, dentro de su estilo infantil, que las bazofias que tragan los niños de hoy, que son excesivamente ñoñas.
Heidi aportaba una serie de valores que no han desaparecido a día de hoy, y hacen que la serie siga funcionando cuando se muestra a las nuevas generaciones. Se refleja la importancia de la naturaleza en la niñez, y el como las grandes urbes tienen la capacidad de corromper una niñez necesaria. Heidi muestra una personalidad que agradece las cosas más simples que muchos niños dan por sentados. El personaje del abuelo muestra el puente entre esa niñez y una sociedad basada en cotilleos, egoísmo e ignorancia de lo que es verdaderamente absurdo. Aunque el personaje consigue desarrollarse para encontrar un punto medio, al percatarse de que su nieta tendrá que ser adulta algún día, llegando a permitirle que vaya a la escuela, o comenzando a relacionarse con la gente del pueblo. Por supuesto, tenemos a Clara, cuyo sometimiento a la urbe la ha dejado impedida, y demuestra esa necesidad del contacto con la naturaleza que la reconstituye. Pedro simboliza el valor de la amistad, mientras la ya clásica Señorita Rottenmeier lo excesivamente peligroso de una rigidez absoluta.
Todos estos valores hacen de esta serie un clásico ya convertido en inmortal, en la historia de la televisión infantil.
HISTORIA (Resumen breve, debido a la extensión de la serie)
Adelaida, más conocida como Heidi, es una niña de cinco años cuyos padres fallecieron cuatro años atrás. Desde entonces ha sido criada por su tía Dete, que también ha contado con ayuda procedente de distintas casas. Finalmente, Dete obtiene un trabajo en la ciudad de Frankfurt, lo que le imposibilita seguir cuidando a la niña. Dete decide llevar a Heidi a vivir con su abuelo en los Alpes Suizos, considerando que ha llegado la hora de que el anciano asuma responsabilidad por la niña. El abuelo es conocido popularmente como el viejo de los Alpes, y mantiene la reputación de ser una persona huraña y antisociable con los habitantes del pueblo de Dörfli. Los rumores dicen que en su juventud mató un hombre, y que desde entonces vive una vida solitaria en la montaña, acompañado de su perro Niebla.
Heidi y Dete llegan a Dörfli, donde los habitantes del pueblo quedan espantados ante la idea de que la niña vaya a vivir con el viejo de los Alpes. Sin embargo, Heidi queda rápidamente fascinada por el lugar, los paisajes y la montaña. De camino a la montaña conoce a un muchacho llamado Pedro, el cabrero local. Dete entrega a Heidi al Abuelo, que reacciona ante la mujer con gritos e improperios echándole y exigiéndole que no vuelva más. A pesar de esto, la naturaleza vivaracha de Heidi, pronto consigue ganarse el corazón del Abuelo, que queda impresionado ante la facilidad de la niña para adaptarse a la vida en la montaña, y lo agradecida que esta ante cosas tan simples como una cama de heno, o un taburete nuevo.
Heidi y Pedro no tardan en hacerse buenos amigos, y ambos comienzan a pasar los días en la cumbre de las montañas cuidando a las cabras del pueblo. Allí, Heidi queda cautivada con sus paisajes y curiosidades como el gavilán, las dormilonas o el Señor de las Cumbres. Heidi comienza a mostrar un gran amor hacia la naturaleza, cuidando también de un pájaro herido al que llama Pichí. Heidi ayuda a que el pájaro se recupere, y aprende sus costumbres viéndose forzada a aceptar su marcha con la inminente llegada del invierno. Antes de su llegada, Heidi aprende a trabajar como cabrera, hacer queso, los peligros de la naturaleza como las tormentas, la niebla y los temporales ventosos; y el Abuelo desarrolla un mayor cariño hacia la niña.
Ante la llegada del invierno, las excursiones a la cumbre de la montaña dejan de tener lugar, y las visitas de Pedro son menos frecuentes. Heidi conoce a la madre y la abuela ciega de Pedro, a las que decide visitar a menudo conmovida por la ceguera de la anciana. Heidi convence a su abuelo para que repare la casa destartalada de la familia de Pedro, y esta se percata de como la influencia de Heidi a comenzado a cambiar al viejo, a pesar de que este todavía mantiene una actitud arisca hacia cualquiera que no sea Heidi o el propio Pedro.
Con la llegada de la primavera, Heidi y Pedro vuelven a las cumbres de las montañas con las cabras, y logran salvar a la cabra Copito de Nieve de ser sacrificado por su dueño. De nuevo llega el invierno, y tras este, el cura del pueblo intenta obligar al abuelo para que comience a enviar a Heidi a la escuela, pero el viejo se niega en redondo. Heidi ya tiene ocho años, y no sabe leer o escribir. Justo entonces regresa la tía Dete, tres años después de que dejara a Heidi con su abuelo. Dete le comunica al abuelo que ha encontrado una casa en la que Heidi puede ejercer de compañía de una niña de doce años, que no es capaz de andar, llamada Clara. Esta es hija del Señor Sessemann, uno de los hombres más ricos de Frankfurt. Dete amenaza al viejo de los Alpes con llevar el caso a los tribunales, amenazando con revelar aspectos de “su oscuro pasado”. Engañando a Heidi, se la lleva a Frankfurt ante la desolación de todos sus amigos.
Dete deja a Heidi en la mansión de los Sessemann, donde la niña conoce a la severa ama de llaves, la Señorita Rottenmeier. Esta desarrolla un inmediato desagrado ante la vivaracha personalidad de Heidi. Sin embargo, Heidi se hace pronto muy buena amiga de Clara. Heidi también hace un amigo del mayordomo Sebastian, aunque la doncella Tinette también muestra su desagrado hacia la niña. Heidi desespera constantemente a la Señorita Rottenmeier con sus travesuras como recoger ratones del desván, o llenar la casa de gatos. Por su parte, Heidi se siente desolada al echar de menos su vida en la montaña, incapaz de adaptarse a la vida en la ciudad. Ni siquiera es capaz de atisbar las montañas desde el campanario más alto de la ciudad.
Incapaz de adaptarse, Heidi intenta escapar a las montañas, pero es localizada por la Señorita Rottenmeier, que la lleva de regreso a la mansión. El padre de Clara, el Señor de Sessemann, visita a su hija. La Señorita Rottenmeier intenta convencerle para que se deshaga de Heidi, pero el Señor Sessemann pronto se percata de la bondad de la niña, y del bien que su compañía le hace a Clara, con lo que decide que la niña se quedará. A la semana de la partida del Señor Sessemann, llega a la mansión la abuela de Clara. La abuela resulta ser una anciana jovial, aficionada a los juegos, y que en poco tiempo devuelve la felicidad a la casa, tomándole un gran cariño a Heidi, y dándose cuenta del bien que la niña le esta haciendo a Clara. La abuela celebra varias actividades con las niñas, como llevarlas de excursión al bosque. Sin embargo, pasado un tiempo, la abuela Sessemann debe regresar a sus obligaciones en su casa, lo cual deja devastada a Heidi, que observa como las cosas vuelven a la normalidad anterior en la casa.
Cuando Rottenmeier se percata de la tristeza que le provoca a Clara la posibilidad de que Heidi escape a las montañas, se lo hace saber a Heidi, prohibiéndole que vuelva a hablar o mencionar su vida en las montañas a Clara. Esto sume a Heidi en una profunda depresión, notablemente mayor a la inicial. Es entonces, cuando el servicio de la Mansión Sessemann comienza a atisbar lo que creen es un fantasma. El Señor Sessemann regresa ante la crisis y, junto al doctor de la familia, descubre que el fantasma no es otro que Heidi, que debido a su depresión se ha convertido en sonámbula mientras sueña con las montañas. El Doctor recomienda que la niña regresé a las Montañas, antes de que enferme de verdad, el Señor Sesseman accede, prometiéndole a Clara que podrá ir a visitar a la niña la próxima primavera.
Sebastian lleva a Heidi de regreso a los Alpes, donde Heidi se rencuentra con la abuela de pedro, y Brígida. Tras esto llega a la cabaña de su abuelo, donde ambos tienen un emotivo rencuentro. Heidi también se reúne con su amigo Pedro, y ambos regresan a las praderas de las cumbres con las cabras, mientras el Viejo de los Alpes se vuelve más afable con los habitantes del pueblo. El Abuelo cambia de opinión, y decide que Heidi acuda a la escuela. Para ello, se traslada a una casa abandonada, que restaura, en el pueblo durante todo el invierno, y también inicia a Pedro en el oficio de la carpintería. Pedro demuestra talento, llegando a construir su propio trineo, con el que gana un torneo local.
Tras el final del invierno, el Señor Sessemann envía al médico de Clara a las montañas para que decida si la niña inválida puede acudir. El doctor accede pensando que la estancia en las montañas le puede hacer mucho bien a Clara. Clara acude, aunque lamentablemente en compañía de la Señorita Rottenmeier, que no logra adaptarse a la naturaleza que detesta. Mientras la Señorita Rottenmeier permanece en la casa de invierno, Clara se instala en la cabaña junto al Abuelo y Heidi. Clara también conoce a Pedro, y pronto se queda encantada con la vida en las montañas. Inicialmente, Pedro se siente celoso de Clara, debido a que Heidi escoge pasar la mayor parte del tiempo con ello. Sin embargo, termina cogiendo a la niña, llegando a llevarla a cuestas hasta las praderas para que les acompañe, y construyendo una “silla-mochila” para cargar con ella. Esto ayuda a Clara a percatarse de lo pendientes que han de estar todos de ella, y los sacrificios que realizan para ayudarla.
Eventualmente, la abuela de Clara llega a las montañas, y la Señorita Rottenmeier es enviada de regreso a Frankfurt. Durante la estancia de la abuela, Clara se pone de pie cuando una vaca se dirige hacia ella, y la abuela comienza a sospechar que puede volver a camina. El abuelo opina lo mismo, y la abuela parte para que este, junto a Heidi y Pedro le ayuden. Durante los siguientes días Clara conoce y lee para la abuela de Pedro, para la cual lee, sintiéndose útil por primera vez. Eventualmente, Clara es capaz de ponerse de pie y caminar un poco. Cuando su padre y abuela llegan para buscarla, les sorprende caminando hacia ellos. Clara parte de las Montañas, prometiendo volver para visitar a Heidi y Pedro el verano siguiente.
ESCENA
Aquí dejo el que sin duda es para mí el momento más emotivo de la serie, el capítulo en que Clara comienza a andar.
Para mi Heidi es la mejor serie de dibujos q se ha hecho. tengo 30 años y todavia me gusta!! El personaje de Heidi y sus amigos poseen los valores q todos tendriamos q tener y no perder para ser mejor personas.
ResponderEliminarMe encanta tu pagina, los comentarios son muy buenos.
Me trae tantos recuerdos....
me interpretan plenamente tus palabras....todos los que crecimos viendo esa serie hasta el dia de hoy tenemos esos valores....saludos
EliminarPara mi es una de la mejores series japonesas de todos los tiempo, y que es capas de trasender el paso del tiempo.....
ResponderEliminarCoincido al 100% contigo
EliminarExcelente aporte sobre esta serie. Tengo 42 años, así que la serie me pilló con 4-5 años, pero tal vez la vi completa por primera vez en alguna reposición posterior. Y ya de mayor la he vuelto a ver, eso si.
ResponderEliminartengo 35 años y soy mujer. Esta es una de mis peliculas de muñequitos favoritas, no me canso de verla a mis hijas de 8 y 7 años les facinan por que es una serie muy dulce,divertida y ante todo muy sana para los chicos de esta epoca no muestran nada de violencia.... ojala que la vuelvan dar
ResponderEliminarHeidi es una verdadera obra de arte en su adaptación en dibujos animados, su música, la exactitud de los dibujos animados con el entorno natural real de Zuiza del relieve de la montañas, de la naturaleza y sobre todo lo que los personajes nos demuestran en sus valores y espiritualidad, nos acerca a lo que realmente es la felicidad, a lo que significa la armonía de un alma con Dios, Heidi es así de feliz, quisiera que la llevaran a la pantalla grande pero en base de los dibujos animados de esta adaptación del Director Isao Takahata y de los creadores Isao Okaowa, Mamoru Sasaki, Yoshiaki Yoshida y con la música de Takeo Watanabe, ellos son unos artistas que trabajaron basados en la obra de Johana Spyri, pero si algún director lee este mensaje realice la obra exactamente como va en el dibujo animado, sus voces, su música, sus paisajes en la misma Suiza, porque sería hermoso visitarla nuevamente en una película con los paisajes reales y con los personajes reales, y tendrá que durar varios años ya que si se sigue con la misma artista a partir de los 4 a{os en los que Heidi llegó a las montañas la pequeña actriz tendría que tener 4 años también y luego esperar a filmar cuando tenga 8 y las edades que nos muestra el dibujo animado y la historia, me gustaría que Heidi fuera igualita al dibujo animado, pelo negro y mejillas rosadas y esa chispa y corazón que muestra Heidi en el dibujo animado, y también el abuelo debe ser igual al dibujo animado, un señor fuerte, alto de blancas canas y con esa mirada seria, soñadora y cariñosa que cuyo corazón se rebosaba de alegría y reía con las iniciativas de Heidi, Pedro un muchacho actor que tenga las cualidades de humildad, alegría y sencillez auténtica y para Clara, una actriz que reflejara la tolerancia, la humildad y la educación de la época, en fin todos los personajes deben ser escogidos con una selección muy específica, también debe ser situada a la época igualita a la que aparece en el dibujo animado, bueno estoy soñando un poquito, pero eso es lo que me enseñó la serie a soñar y que el secreto de la felicidad es convivir con Dios en el corazón y sentir su creación a través de la naturaleza, Tengo 41 años y Heidi es una obra de arte y sobre todo la adaptación que le hicieron en la serie animada fue hermosa, muy hermosa, gracias a Dios y a este grupo de personas que hicieron este proyecto realidad, tengo dos niñas y a mi mamá y a mi señora le gusta mucho la historia de Heidi en estos dibujos animados. Saludos, Ariel.
ResponderEliminarHeidi es una de las series de mi infancia tengo recuerdos de esta serie desde que tengo uso de razón fue de las primeras series de dibujos que vi en la televisión tenía todos los muñecos de la serie menos el abuelo, una serie muy bonita que transmitía unos valores muy buenos como la amistad, el amor y el respeto por la naturaleza, Heidi es puro optimismo, he visto otras adaptaciones pero ninguna nunca me gustará más como la serie animada.
ResponderEliminarPara mi es lo mejor que se ha hecho en animacion. Es la perfeccion absoluta. Tengo 58 a y la he visto docenas de veces. Me atreveria a decir que esta serie supera a todas las peliculas disney. La tengo completa en dvd y la veo cada verano
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